Columna de opinión por Walter Corzo.
Es cierto que la carrera recién empieza, pero la pista que conduce al Mundial nos está quedando muy larga. Es más, en vez de avanzar de a pocos, estamos dando pasos hacia atrás.
No hay duda de que los cuatro primeros partidos de la bicolor, en el proceso hacia el torneo de 2026, han sido para llorar. Los que se han reído con nosotros, en cambio, son los rivales. En el trámite, en el marcador y en la tabla de posiciones.
En la cancha, Juan Reynoso no sabe cómo salir de la pobreza futbolística. Seguimos siendo inexistentes a la hora de atacar y de generar fútbol. Y, lo que es peor, en la parte defensiva, que se supone es la fortaleza de los planteamientos del entrenador nacional, hemos involucionado. Las cifras no mienten. Además, ni siquiera tenemos un once base.
Si el pasado reciente y el presente de la selección preocupan, el futuro es más incierto que la realidad del país. Reynoso se ha equivocado en las alineaciones, en los planteamientos y en leer a los rivales. Pero hay algo que es peor: ‘mató’ a sus jugadores, luego de la derrota ante el campeón del mundo.
Declarar que Bryan Reyna y Joao Grimaldo no están para jugar más de 60 minutos es, para decirlo popularmente, bajarles la llanta. Lo que más necesita el equipo, sobre todo en momentos difíciles, es ser respaldado por su técnico. Es verdad que Perú no hace goles en la cancha, pero tampoco nos hagamos ‘autogoles’ fuera de ella.
Lo primero que tiene que aceptar Reynoso es que dirigir a una selección no es lo mismo que entrenar a un club, con el que trabaja a diario. Si su idea futbolística no funciona, hay que cambiar de chip. No somos Brasil ni Argentina, pero tenemos jugadores para apostar por la posesión, para ser más atrevidos por las bandas y para buscar el gol.
Ya no se pueden regalar más puntos. Ahora toca jugar al límite. La gente pide la salida de Reynoso, pero por ahora la FPF sostiene al DT. Lo cierto es que si seguimos así, ni el Señor de los Milagros, que en estos momentos recorre las calles de Lima, nos va a salvar de esta triste realidad.
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